martes, 11 de marzo de 2014


Buenas, dreaamers, aquí os traigo un relatito que escribí..., hará cosa de un año. ¡Espero que os guste!




Como un lunes cualquiera, Alicia estaba jugando al voley en el recreo con su grupo de amigos. Acababa de rematar y de repente, mientras esperaba a que sus amigas sacasen, ocurrió algo que ni ella ni nadie podría haber imaginado…

Se despertó en una cama nueva, no la que ella conocía de siempre. Era grande y muy rara, con una especie de valla de esas que tienen los niños pequeños para no caerse por la noche, un montón de botones... Le pareció todo muy extraño, pero entonces apareció un rostro que ella conocía muy bien.
-¡Alicia, te has despertado!
Le costó creérselo. ¡Era Marc! Se sonrojó al verle acercarse a ella.
-¿Q-qué?-musitó ella, todavía desconcertada ante todo lo que había visto desde que se había despertado.
-¡No te vas a creer lo que ha sucedido!-respondió el chico, todavía emocionado ante el despertar de su compañera.
Marc era el nuevo compañero de Alicia, pues había llegado nuevo ese año. Era rubio y alto, y bastante simpático, pensaba ella. Bueno, menos cuando se le acercaba la idiota de Paula... Sus ojos azul verdoso resplandecían de emoción.
-Pero… ¿de qué hablas?-la chica no entendía nada.
-Verás, es una larg…
-¡Eh! ¿Por qué llevas el brazo escayolado? ¿Y dónde demonios estamos?-lo interrumpió ella.
-Como intentaba decirte, es una larga historia.
-¿Y cuál es?-preguntó ella, cada vez más intrigada.
-Ahora mismo te la cuento.

-¿Te acuerdas de Max, el de tu clase, que repitió el año pasado?
-Sí- recordó Alicia, preguntándose qué tendría que ver Max con todo aquello.
-Pues verás lo que sucedió. Estabas jugando al voley en el recreo con tus amigos, y yo al fútbol con los míos. De eso te acuerdas, ¿no?
-Sí- respondió la chica.- Hasta ahí todo normal.
-Pues verás- prosiguió Marc-, yo tenía que sacar corner y decidí pasársela a Dani, que mete unos golazos… Pero el balón se fue fuera, a la calle, y cuando fui a cogerlo vi a Max con otros chicos riéndose todo el rato. Me fijé en ellos y vi que iban hacia el campo de voleibol. Llevaban muchas pelotas, unas cinco o seis, creo. Vosotros estabais muy metidos en el partido y no os disteis cuenta, pero Max tenía muy malas intenciones.- miró a Alicia a los ojos y siguió hablando- Se acercaron poco a poco, sin que nadie se diera cuenta de que estaban allí y…- le tembló la voz un poco- te las tiraron. Primero te lanzaron a la cabeza una de voley, pero con mucha fuerza. Y después las de fútbol, y…- la volvió a mirar a los ojos.- Luego las de baloncesto y rugby.
Alicia no podía hablar; tan solo pudo susurrar un entrecortado << ¿cómo? >>, suficiente como para que Marc siguiera.
-Aunque…
De repente, la puerta se abrió, y un médico entró.
-Hola, ¿cómo vas, ya estás mejor después de esos balonazos?
-Ah, sí, gracias…- respondió Alicia.
-De verdad, qué gentuza hay por…- no terminó la palabra.- ¿Eres tú el del brazo escayolado?
-Sí- respondió Marc.
-¿Qué?- Alicia miraba a ambos sin entender nada.
-Este chico te salvó de que no te diesen más pelotazos; dale las gracias a él.
La chica miró a Marc a los ojos, todavía incrédula. Pero se entendieron sin necesidad de palabras. Según dicen, una mirada a veces vale más que mil palabras.
Como necesitaban ayuda en otra habitación, el médico se fue, dejando a Alicia y a Marc solos.
-¿E-en serio?- preguntó ella.
El chico no dijo nada, tan solo asintió. Ella reparó en ese momento la venda que le cubría la cabeza. Pero eso daba igual.
-Gracias- dijo.
-Un placer.
Los dos rieron y, desde ese momento, vieron que congeniaban muy bien. Incluso más que amigos.





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